sábado, 4 de agosto de 2012

proceso colaborativo

Aprendizaje basado en proyectos
colaborativos en la educación superior*
Adriana M. Vélez de C.**
* En Revista Iberoamericana de Informática Educativa. iv
Congreso ribie, Brasilia, 1998. Proyecto Conexiones,
consultado el 30 de marzo de 2006 en:
• http://lsm.dei.uc.pt/ribie/docfiles/
txt200342421718190M.PDF
• http://www.c5.cl/ieinvestiga/actas/ribie98/
190M.html
** Universidad eafit-upb-colciencias. Universidad de
Chile; e-mail: avelez@conexred.eafit.edu.com
El mundo moderno nos invita a replantear
muchas de las acciones que hemos llevado a
cabo durante años, una de ellas es el actuar
docente ante la necesidad de formar hombres
con capacidad de solución de problemas, habilidades
comunicativas en una aldea global y
habilidad de sistematización de información en
esta “jungla informativa” a la que día a día se
tiene acceso gracias a las tecnologías de información
y comunicaciones. Desde lo investigado y
aplicado en Educación Básica en varios países,
se buscó adaptar la metodología de proyectos
colaborativos a la Educación Superior. Lo que
se presenta en este informe es lo construido a
partir de la experiencia vivida durante dos años
en un aula universitaria.
Cuando se habla de aprendizaje por proyectos,
se habla de que éstos deben buscar “actividades
con propósito” que lleven –según Kilpatrick
y John Dewey– a que la institución educativa
no sólo prepare para la vida, sino también que
sea vida en sí misma. Por lo cual el proyecto
debe fundamentarse tanto en los intereses de
los alumnos –intereses que convergen por consenso
después de mucha discusión– como en
los temas del currículo del curso en cuestión.
Éste puede desarrollarse en forma individual
o colaborativa, siendo la última lo ideal en el
propósito de desarrollar habilidades sociales,
comunicativas, creativas y en pro del crecimiento
de la autoestima.
En el ambiente universitario el estudiante
convive con el saber de una manera más libre
de como lo hace en las aulas de la Básica; sin
embargo, por años los docentes universitarios
han manejado el proceso como: “Jóvenes, ustedes
o yo”, haciendo del proceso de enseñanza, en
cierta manera, un proceso coercitivo, de pugna
entre voluntades. Según la cita que de Huber
Hannoun hace Fernando Savater en su libro
El valor de Educar,1 se educa “para no morir, para
preservar una cierta forma de perennidad, para
perpetuarnos a través del educando como el artista
intenta perpetuar por medio de su obra”.
Al buscar responder al reto que impone el
educando que está llegando al claustro universitario
y la necesidad sentida de formar hombres
íntegros con habilidades y valores que respondan
al mundo de hoy, se encontró en el trabajo
por proyectos y básicamente en la metodología
de proyectos colaborativos, que ésta permite un
¿Qué caracteriza al aprendizaje colaborativo?
¿Cuál es el papel del docente
en este tipo de aprendizaje?
¿Cuál es el papel de los estudiantes?
1 Fernando Savater, El valor de educar, Barcelona,
Ariel, 1997.
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sinnúmero de experiencias que hacen del proceso
de aprendizaje un proceso cuyo propósito
es el de facilitar y potenciar el procesamiento
de información, que permiten el crecimiento y
desarrollo del alumno, en su construcción de
elaboraciones teóricas, concepciones, interpretaciones
y prácticas contextualizadas.
Los ambientes de aprendizaje acompañados
de proyectos colaborativos como estrategia se
revierten en actividades de diferente índole
(apreciación de videos, realización de experimentos,
construcción de objetos, utilización
de la computadora, investigación en diferentes
fuentes, realización de salidas de campo, entre
otras) y en la utilización de diferentes espacios
que hacen que las experiencias de los estudiantes
no se centren en el aula de clase, ni en la vida
misma de la institución universitaria. Es fundamental
que se aproveche el mundo –el entorno
cercano al alumno– buscando su interacción con
él en una variedad de formas, y que a través
de su vivencia se acerque al aprendizaje. En
las actividades debe buscarse la integración al
proceso de las tecnologías informáticas y de comunicaciones
de una manera cotidiana. En este
proceso los estudiantes están viviendo juntos el
alcance de sus logros –algunos individuales y
otros colectivos– que les permiten la creación
de una comunidad de aprendizaje, en donde se
interactúa, se colabora, se respeta y se crece en
un agradable juego del dar y recibir.
En los proyectos colaborativos se ven integrados
los diferentes temas del programa
académico, los cuales se trabajan de acuerdo
con la necesidad para el cumplimiento de su
propósito en el pensum. Habrá algunos que se
lleven menos tiempo y otros más del estipulado
en el programa curricular actual. El desarrollo
de éstos permite a cada estudiante trabajar
a su ritmo y les capacita en la utilización de
procesos, habilidades e ideas en la medida en
que lo requiera.
En el aprendizaje a través de proyectos colaborativos
se confía en el educando y en la
capacidad de exploración de su mundo, lo cual
hace que éste se motive y desee desarrollar sus
habilidades y destrezas buscando lo mejor de
sí. Su autoestima se ve afectada positivamente,
el alumno se siente orgulloso de sus logros y
trabajos y desea compartirlos.
El aprendizaje colaborativo implica que los
estudiantes se ayuden mutuamente a aprender,
compartan ideas y recursos, y planifiquen
cooperativamente qué y cómo estudiar. Los
docentes no dan instrucciones específicas: más
bien permiten a los estudiantes elegir y variar
sobre lo esencial de la clase y las metas a lograr,
de este modo hacen a los estudiantes participar de
su propio proceso de aprender.
Trabajar colaborativamente es mucho más
que alumnos trabajando en grupo. Hay que
lograr el verdadero trabajo de equipo. La clave
es la interdependencia, los miembros del equipo
deben necesitarse los unos a los otros y confiar
en el entendimiento y éxito de cada persona.
Los proyectos colaborativos buscan facilitar un
mejor funcionamiento de los nuevos ambientes
de aprendizaje que posibilitan el desarrollo de la
creatividad, el mejoramiento de la autoestima,
la recuperación de los valores culturales, la
percepción del mundo, el respeto por el mismo
desde un punto de vista ecológico, el respeto por
la diferencia, la democratización y la solidaridad
tanto nacional como internacional.2
Para trabajar los proyectos colaborativos en el
aula hay diferentes estrategias o métodos que
pueden ser utilizados. Algunas de ellas son:
1. Asignación de roles, donde a cada quien se
le da una responsabilidad para el cumplimiento
de una tarea. Bajo esta modalidad, y de acuerdo
a la experiencia vivida en el aula, se recomienda
crear equipos de cinco estudiantes y propiciar
un proceso de generación de normas de convivencia
al interior de cada equipo, así como
distribuir roles de:
a) Líder: dinamizador del proceso. Es quien se
preocupa por verificar al interior del equipo
que se estén asumiendo las responsabilidades
individuales y de grupo, propicia que
se mantenga el interés por la actividad y
2 Proyecto Conexiones, Informe colciencias, núm. 1,
1995.
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por último cuestiona permanentemente al
grupo para generar puentes entre lo que ya
se aprendió y lo que se está aprendiendo.
b) Comunicador: responsable de la comunicación
entre el facilitador-docente y el equipo,
como también de presentar a su equipo la
información que recoge de la observación
–al desarrollo de las actividades– hecha a
los otros equipos de la clase.
c) Relator: responsable de la relatoría de todos
los procesos en forma escrita. También es
responsable de recopilar y sistematizar la información
a entregar al facilitador-docente.
d) Utilero: responsable de conseguir el material
y/o las herramientas de acuerdo con las
necesidades del equipo para el desarrollo
de las actividades y/o procesos.
e) Vigía del tiempo: controla el cronograma
de tiempo establecido, y es responsable de
que el equipo desarrolle las diferentes actividades
dentro del tiempo pactado.
2. La información complementaria, a cada
equipo se le entrega parte de la información que
se requiere para llevar a cabo la actividad, y los
equipos deben complementarse adecuadamente
para el logro de los objetivos. Esta modalidad
también puede trabajarse dividiendo el tema
en cinco partes, numerando los miembros de
los equipos de uno a cinco y entregando a cada
uno una parte diferente del tema. Los alumnos
con la parte igual, deben reunirse y hacer las
respectivas investigaciones. Luego los equipos
vuelven a conformarse –en cada uno queda el
tema completo– y deben entre sus integrantes
complementarse adecuadamente para el logro
de los objetivos.
3. La información en conflicto, se le da a la
clase un contexto completo, una situación que
requiera de una decisión vital. A cada equipo
se le entrega una posición frente a la situación.
Luego se genera un espacio para la discusión
en torno de la construcción. Es indispensable
para su buen desarrollo el que los equipos –las
partes– tengan la posibilidad de prepararse adecuadamente
realizando las consultas necesarias.
Una variación a esta estrategia es la de realizar
un “juicio”, entregando con antelación a los estudiantes
sus respectivos papeles: juez, fiscales,
abogados defensores, jurados, etcétera.
4. Responsabilidad compartida, todos los
integrantes son responsables del conocimiento
del equipo. Se realizan actividades de concurso
donde las respuestas deben ser presentadas y/o
argumentadas, procurándose el que cualquier
miembro esté en capacidad de responder.
5. Análisis creativo de documentos, algunos
documentos para ser trabajados en clase –sobre
todo aquellos que por su densidad son un poco
difíciles de abordar– se entregan a los equipos
conformados en clase para su estudio, y como
actividad los equipos no sólo deben analizar y
entender el documento sino buscar una manera
creativa de compartir con la clase sus conclusiones;
de la experiencia en esta modalidad
se han obtenido actividades enriquecedoras
e innovadoras –los estudiantes han generado
diferentes concursos, acertijos, juegos, acrósticos,
debates, etcétera– que hacen agradable el
abordaje a ciertos temas.
El aprendizaje basado en proyectos colaborativos
atiende a las habilidades que deben ser
desarrolladas en los estudiantes y que son básicas
para su desempeño en las relaciones globales a
que se ven abocados hoy día (men, 1992):
• Flexibilidad y amplitud de miras a la indagación
y manejo de posibilidad e incertidumbre.
• Curiosidad y respeto ante las ideas, valores
y soluciones aportadas por otros.
• Capacidad de iniciativa y confianza en la toma
de decisiones sobre la base de planificación
rigurosa, contrastada y documentada.
• Predisposición a planificar el desarrollo del trabajo
en cuanto a recursos, plazos de ejecución
y anticipación de dificultades y obstáculos.
• Atención, interés y persistencia ante las dificultades
presentadas.
• Disposición favorable al trabajo en equipo,
sistematizando y socializando tanto oral,
como escrito en forma clara, correcta, adecuada
y crítica.
• Valoración equilibrada de los aspectos técnicos,
económicos, estéticos y sociales en la planificación
y diseño de objetos y proyectos.
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Ahora bien, es muy importante comentar
sobre los aspectos del papel del docente en este
proceso. Dado que los proyectos colaborativos
están inscritos en el modelo pedagógico constructivista,
su rol fundamental es el de cultivar
la atmósfera de participación y colaboración. “El
profesor debe ser un motor del proceso; debe
desplazarse de un equipo a otro, observando,
escuchando, preguntando, respondiendo, ofreciendo
sugerencias. Él es un guía, un facilitador,
y un recurso”.3 Si bien el aprendizaje basado
en proyectos colaborativos permite libertad a
los alumnos, el docente es quien establece los
límites, mantiene las expectativas y orienta
en lo que es fundamental conocer, discutir y
modelar. Así también deberá asumir un papel
estimulador tanto del pensamiento individual
como grupal.
Por ser esta una práctica educativa relativamente
nueva, es necesario que los profesores
aprendan su rol en el aprendizaje colaborativo
en la práctica misma, al mismo tiempo que lo
hacen sus estudiantes. El profesor debe modelar
las destrezas comunicacionales y sociales
esperadas de los alumnos. El aprendizaje colaborativo
requiere que la ayuda, el compartir
y la cooperación lleguen a ser una norma en el
aula de clase. La introducción gradual de juegos
cooperativos, tareas de aprendizaje y otras actividades
ayudan a que tanto profesores como
alumnos adquieran habilidades sociales, de
comunicación y las bases para la organización
de pequeños grupos.4
De acuerdo con la Misión de Ciencia, Educación
y Desarrollo, el educador debe romper con
su estructura rígida y proporcionar la flexibilidad,
la innovación y la creatividad, crear prácticas
donde el respeto, la justicia y la solidaridad
posibiliten la formación ético-moral, fortalezcan
la autoestima y la autoconfianza.
A continuación se enuncian algunos consejos
útiles para quien, como docente, desee incursionar
en el uso de esta metodología, basados
éstos en la experiencia y en la vivencia misma
de algunas recomendaciones tomadas de la obra
Hacia una pedagogía del conocimiento:5
• Se deben buscar actividades que permitan de
lo cotidiano llegar al conocimiento específico
de la materia en cuestión, como también no
ahorrar en experiencias constructivas para
el educando.
• Es importante tener conciencia que en este
proceso el aprendizaje es mutuo. Busque
dejar que el alumno le enseñe, déle esa oportunidad.
• Nunca menosprecie lo logrado en cada clase.
¡Cada clase es única! Si se piensa de esta
manera no habrá necesidad de decir: “Vamos
atrasados”, pues se verá que aunque no sea
de una manera secuencial tal y como está
presentado el programa en el papel, todos
los objetivos se lograrán y los temas serán
cubiertos.
• Siempre se debe relacionar la actividad desarrollada
con el conocimiento inherente a
ésta, y éste a su vez con su aplicabilidad.
• Se debe estimular la investigación a través de
casos y preguntas. A medida que se avance
en las soluciones, se deben generar replanteamientos
que lleven a precisar mejor los supuestos,
las premisas y sus restricciones.
Un buen proceso colaborativo cuenta con
que los estudiantes pueden expresar, compartir,
discutir y confrontar sus preconceptos, sus investigaciones
y sus dudas; y con que el docente
retoma lo trabajado y lo relaciona con la materia,
su aplicabilidad y sus efectos tanto positivos
como negativos.
Y para quien se esté preguntando, ¿y del
proceso evaluativo qué?, es importante que se
tenga presente que éste también debe, en cierta
manera, modificarse. La evaluación, bajo esta
modalidad de enseñanza, es un proceso per-
3 Proyecto enlaces, Aprendizaje basado en proyectos,
documento de trabajo del proyecto enlaces, Chile,
1996. Traducido y adaptado de la revista Educational
Leadership, por Mónica Campos, Instituto de
Informática Educativa Universidad de la Frontera,
Temuco, Chile.
4 Ibid.
5 Rafael Flórez, Hacia una pedagogía del conocimiento,
Santafé de Bogotá, McGraw Hill, 1997.
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manente y tiene como componentes esenciales
un comité de evaluación con sesiones diarias y
guías que permitan la autoevaluación, la coevaluación
y la heteroevaluación. En la vivencia
de este proceso se ha acoplado un elemento
llamado Diario de Procesos que sólo se usaba
en algunas aulas de la Básica. El Diario permite
a la vez la sistematización del aprendizaje de
acuerdo con cada individuo y la autoevaluación
con una adecuada sustentación desde lo práctico
y lo teórico.
El Diario de Procesos puede generarse en
carpetas que cada quien manejará y decorará
a su antojo, respetando cierta estructura en la
sistematización del aprendizaje. De cada actividad
se deberá anotar su nombre, los objetivos,
los logros y dificultades de aprendizaje, pero
siempre prevalecerá la capacidad creadora del
alumno, quien puede acompañar su sistematización
de poemas, dibujos, frases que expresen
sus sentimientos, etcétera.
En cuanto a las pruebas formales, éstas deben
ser diseñadas de tal manera que se puedan
elaborar en equipo o, bien, si se desean aplicar
individualmente deben apuntar a la aplicación
de conceptos y no a la memorización de los
mismos.
En el proceso se han utilizado herramientas
informáticas como apoyo. Se han sistematizado
los Diarios de Procesos, se ha trabajado colaborativamente
el desarrollo de algunos contenidos
utilizando el intercambio vía correo electrónico.
Actualmente se encuentran en proceso de desarrollo
algunas páginas web para dar soporte al
proceso metodológico que se muestra en este
documento.
Como conclusión es interesante presentar
algunos testimonios de estudiantes que han
vivido el proceso:
En la materia se ha utilizado una metodología
creativa que permite un ambiente entretenido,
dando como resultado un fácil aprendizaje.
Andrés Felipe Betancur.
Todos pensamos que hemos adquirido conocimiento,
además hemos logrado romper con
la monotonía. Todos en general nos sentimos
satisfechos, porque consideramos la importancia
de hacer o marcar la diferencia.
Saúl G. Salazar Duque.
El consenso general es que dentro del grupo
existe confianza, esa confianza permitió que la
clase fuese amena –aunque era clase de 12:00–.
El dinamismo y las actividades de la clase hacían
que no se sintieran las dos horas. Siempre contamos
con la profesora, siempre estuvo abierta
y accesible a comentarios y sugerencias.
Juan David Gutiérrez.
El curso fue impartido de una forma muy dinámica,
ya que por medio de la práctica nos
permitió acercarnos al conocimiento.
Pablo Andrés Vahos.
Bajo esta metodología se brinda una gran relación
alumno-profesor, además es innovadora
y se fomenta el trabajo en equipo. En general,
muy buena e interesante.
Marcela Ruiz.
Es una materia muy interesante, llena de vivencias
y experiencias con la aplicación de una
nueva metodología, para el desarrollo de las
actividades de clase.
Carlos Eduardo Monsalve.
Lecturas recomendadas
Johnson, David et al. (1988), Circles of learning, Minnesota,
Edwards Brothers.
Johnson, D. y R. Johnson (1987), Learning Together and
Alone, Englewood Cliffs, N. J., Prentice Hall.
Ministerio de Educación Nacional (1984), Integración
curricular, Santafé de Bogotá, Colombia,
Dirección General de Capacitación y Perfeccionamiento
Docentes, Currículo y Medios
Educativos.
Saldaño, Antonio y Eliana Calderón (1997), Fundamentos,
métodos y técnicas de la robótica educativa,
Medellín, Colombia, Taller dictado en la
Universidad eafit.
Sharan, S. y R. Hertz-Lazarowitz (1980), “A group
Investigation Method of Cooperative Learning
in the Classroom”, en S. Sharan et al. (eds.),
Cooperation in Education, Provo, Utah, Brigham
Young University Press.

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